El presidente del Tottenham frena el traspaso
Sin acuerdo por Bale
Bale se planta y no jugará más en el Tottenham
Bale esperaba que Daniel Levy cumpliera su palabra y aceptara la
mareante oferta del Real Madrid: 80 millones de libras. Traducido en
euros, 93 millones. Sin embargo, la negativa del presidente del
Tottenham a traspasar a su gran estrella ha provocado que el galés se
plante. Según informaba el Daily Mail, Gareth Bale no piensa volver a
ponerse nunca más la camiseta del Tottenham.
Su misteriosa lesión de la semana pasada, la que le impidió disputar los amistosos que el cojunto londinense jugó en tierras asiáticas, no era un problema físico sino un mensaje a Levy para que negociara con el Madrid. En su información de ayer, el citado rotativo inglés relata que Bale no tiene ninguna lesión, aunque sí está bajo de ánimo y con la cabeza a 8.756 kilómetros de Londres, la distacia que separa al galés de Los Ángeles, donde su futuro equipo inicia el stage de pretemporada.
Traicionado por Levy
Bale se siente traicionado por Daniel Levy, que le prometió que escucharía ofertas por él y que aceptaría su traspaso en el caso de que algún club pusiera una cantidad lo suficientemente alta. La oferta del Real Madrid es casi irrechazable, aunque el presidente del Tottenhan ha convertido el traspaso de su gran estrella en una cuestión de honor. Su obsesión por convertir a Bale en el futbolista más caro de todos los tiempos le ha llevado a rechazar una propuesta que tanto el jugador, como su agente, como el Real Madrid pensaban que era irrechazable.
Levy, que estuvo a punto de acabar con la paciencia de los dirigentes del Real Madrid en la negociación por Modric el verano pasado, está empeñado en que el traspaso de Bale tenga tres cifras. Para el presidente del Tottenham sería colgarse la medalla de batir el récord histórico del traspaso de Cristiano y marcar una barrera psicológica para el futuro.
Mientras Daniel Levy parece no dar su brazo a torcer al menos por el momento, los aficionados del Tottenham asumen la marcha de Bale con normalidad. Saben que su club no puede competir con los grandes trasatlánticos del fútbol europeo y entienden que el deseo del jugador sea dar el salto al Madrid.
La barrera de los 100
Además, con los millones que pagaría el Madrid por Bale el Tottenham podrá acometer una auténtica reconstrucción del equipo para cumplir el sueño de volver a la Champions en una competición como la Premier, donde la competencia por meterse entre los cuatro primeros es la mayor de todas las grandes ligas de Europa.
En el Santiago Bernabéu las cuentas cuadran desde hace meses. El Madrid contaba con realizar una inversión en fichajes este verano en torno a 100 millones de euros. “Todo lo que pase de ahí debemos recaudarlo en traspasos”, decían entonces en el club de Concha Espina. La realidad es que el Real Madrid ha sido líder en ventas este verano con cerca de 65 millones obtenidos entre ventas y plusvalías, a falta de los 10 millones que recibirá del Manchester por Garay y de lo que pueda obtener por Coentrao.
Florentino remangado
Para Florentino, el fichaje de Bale también se ha convertido en una cuestión personal. El presidente del Real Madrid conoce de primera mano la ilusión del jugador por vestirse de blanco y es consciente de que el galés le daría al equipo, justo lo que le ha faltado en los tres últimos años, cuando se ha quedado a las puertas de la ansiada Décima.
Su misteriosa lesión de la semana pasada, la que le impidió disputar los amistosos que el cojunto londinense jugó en tierras asiáticas, no era un problema físico sino un mensaje a Levy para que negociara con el Madrid. En su información de ayer, el citado rotativo inglés relata que Bale no tiene ninguna lesión, aunque sí está bajo de ánimo y con la cabeza a 8.756 kilómetros de Londres, la distacia que separa al galés de Los Ángeles, donde su futuro equipo inicia el stage de pretemporada.
Traicionado por Levy
Bale se siente traicionado por Daniel Levy, que le prometió que escucharía ofertas por él y que aceptaría su traspaso en el caso de que algún club pusiera una cantidad lo suficientemente alta. La oferta del Real Madrid es casi irrechazable, aunque el presidente del Tottenhan ha convertido el traspaso de su gran estrella en una cuestión de honor. Su obsesión por convertir a Bale en el futbolista más caro de todos los tiempos le ha llevado a rechazar una propuesta que tanto el jugador, como su agente, como el Real Madrid pensaban que era irrechazable.
Levy, que estuvo a punto de acabar con la paciencia de los dirigentes del Real Madrid en la negociación por Modric el verano pasado, está empeñado en que el traspaso de Bale tenga tres cifras. Para el presidente del Tottenham sería colgarse la medalla de batir el récord histórico del traspaso de Cristiano y marcar una barrera psicológica para el futuro.
Mientras Daniel Levy parece no dar su brazo a torcer al menos por el momento, los aficionados del Tottenham asumen la marcha de Bale con normalidad. Saben que su club no puede competir con los grandes trasatlánticos del fútbol europeo y entienden que el deseo del jugador sea dar el salto al Madrid.
La barrera de los 100
Además, con los millones que pagaría el Madrid por Bale el Tottenham podrá acometer una auténtica reconstrucción del equipo para cumplir el sueño de volver a la Champions en una competición como la Premier, donde la competencia por meterse entre los cuatro primeros es la mayor de todas las grandes ligas de Europa.
En el Santiago Bernabéu las cuentas cuadran desde hace meses. El Madrid contaba con realizar una inversión en fichajes este verano en torno a 100 millones de euros. “Todo lo que pase de ahí debemos recaudarlo en traspasos”, decían entonces en el club de Concha Espina. La realidad es que el Real Madrid ha sido líder en ventas este verano con cerca de 65 millones obtenidos entre ventas y plusvalías, a falta de los 10 millones que recibirá del Manchester por Garay y de lo que pueda obtener por Coentrao.
Florentino remangado
Para Florentino, el fichaje de Bale también se ha convertido en una cuestión personal. El presidente del Real Madrid conoce de primera mano la ilusión del jugador por vestirse de blanco y es consciente de que el galés le daría al equipo, justo lo que le ha faltado en los tres últimos años, cuando se ha quedado a las puertas de la ansiada Décima.
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